Al borde del precipicio. La política y la economía a la luz de la causa de los cuadernos

en El Aromo n° 103/Novedades


Gonzalo Sanz Cerbino, Federico Genera y Juan Perrotat
Laboratorio de Análisis Político

El gobierno se encuentra atravesando un momento complicado. A la crisis económica se suma una crisis política, y ambas se retroalimentan mutuamente. La disparada del dólar ya se cargó a dos presidentes del Banco Central, y obligó a dos restructuraciones de gabinete en unos pocos meses. Las internas en el gabinete, y en la alianza gobernante, afloran día a día. La prensa (ayer adicta) no ahorra críticas y emblemáticos dirigentes del macrismo se disparan munición de alto calibre. Ni siquiera la Corte Suprema está en paz: su ex presidente, Ricardo Lorenzetti, cuestiona públicamente al presidente actual. Ayer fue el caso de los aportantes truchos a la campaña de Vidal, que se sospecha, se inició por una filtración que vino del oficialismo. Hace pocas semanas los cuestionamientos a Marcos Peña lo pusieron al borde de la renuncia, y en los últimos días, las embestidas de Carrió y los radicales volvieron a poner en jaque a figuras claves del gabinete. Carrió embistió contra Garavano, acusando a un sector del macrismo de alentar la impunidad para ex funcionarios kirchneristas y empresarios acusados de corrupción. Llegó a decir que había perdido la confianza en el presidente y amenazó con dar un portazo si Macri no elegía entre Angelici o ella. En el más reciente escándalo, la UCR le volteó a Macri el acuerdo con las gasíferas para que los usuarios paguen, en 24 cuotas, las pérdidas por la última devaluación. Tras la embestida radical, el gobierno debió descartar la medida y quedó en la picota el ministro de Energía, Javier Iguacel. En medio de todo esto, se encuentra la causa de los cuadernos, que a pesar de los intentos de buena parte del oficialismo y de la oposición por contener sus alcances, avanza, generando severos problemas económicos y políticos. Estamos al borde de una crisis de régimen, solo hace falta alguien dispuesto a tirar de la cuerda para que la situación estalle…

Mancha venenosa 

A pesar de los intentos de todo el arco político burgués de contener sus alcances, la causa de los cuadernos se expande como reguero de pólvora, implicando no solo a ex funcionarios kirchneristas, sino también al oficialismo, al PJ y al corazón de la burguesía nacional. La dirección que le imprimió Bonadío pone en foco la corrupción K, algo que ya ni los propios kirchneristas niegan. Sin embargo, existen ramificaciones hasta ahora poco exploradas. Electroingeniería, la empresa del amigo (hoy preso) de Zannini, inició su carrera como contratista de obra pública en la Córdoba de Schiaretti y De la Sota. Algo que los dirigentes cordobeses del PRO y del radicalismo salieron a denunciar ni bien aparecieron los cuadernos. Oscar Thomas, uno de los últimos detenidos, es un hombre de Rovira, el ex gobernador y actual presidente de la Cámara de Representantes de Misiones. En este contexto, no es extraño que los principales dirigentes de la oposición no kirchneristas se hayan guardado. Massa y los gobernadores estuvieron borrados durante casi todo agosto, y solo salieron de la guarida cuando la disparada del dólar les dio un ángulo para pegarle al gobierno, sin los peligros de una causa judicial a la que en cualquier momento podrían quedar pegados.

Pero las complicaciones no se acaban ahí. Los registros del chofer Centeno involucraron a una veintena de grandes empresarios. No solo a aquellos que se enriquecieron a la sombra del kirchnerismo, sino también a las empresas que constituyen desde hace décadas el corazón de la burguesía nacional, como Roggio, Calcaterra, Pescarmona, Eurnekian, Mindlin o Techint. Las pruebas de la corrupción pronto superaron a las anotaciones en los cuadernos: los empresarios mencionados (o los directivos de sus empresas) confesaron el pago de sobornos para ser considerados arrepentidos. Claro que intentaron morigerar su situación acusando presiones de los funcionarios o señalando que los pagos se limitaron a aportes de campaña. Sin embargo, a sus confesiones se sumaron otras pruebas. Muchos de los ex funcionarios acusados involucraron a otros para ser aceptados como arrepentidos, con lo que la mancha de aceite se fue extendiendo rápidamente. Carlos Wagner, ex presidente de la Cámara de la Construcción, reveló un acuerdo para el reparto de la obra pública aceitado por los “retornos”. Ernesto Clarens, financista de los Kirchner, entregó una lista de los sobornos que pasaron por sus manos y de las empresas que pagaron. Poco a poco todos los negocios ligados al Estado fueron quedado bajo sospecha: la obra pública, las obras viales, el transporte, los servicios, las concesiones energéticas.

Los problemas para el gobierno derivados de la causa se multiplican. En primer lugar, porque comienza a involucrar a empresarios cercanos al oficialismo, como Calcaterra o Mindlin. En segundo lugar, porque buena parte de las inversiones con las que el gobierno busca reactivar la economía dependen de los empresarios involucrados. Y en tercer lugar, porque si se cierra el círculo sobre CFK y eso la saca de pista en la carrera presidencial, el gobierno pierde a la candidata que divide al peronismo y que parece asegurar la polarización a la que apuesta Macri para imponerse en 2019. Ergo, cualquier otro candidato que no suscite el rechazo que enciende el kirchnerismo, sí puede llegar a capitalizar el descontento/desilusión que provoca el macrismo. Para resolver este problema, el presidente cuenta con la ayuda de Pichetto, el presidente de la bancada justicialista en el Senado, que ya aseguró que no permitirán el desafuero de Cristina. Con los otros dos problemas, Bonadío parece dispuesto a colaborar. Al comienzo de la causa, los grandes empresarios fueron puestos en libertad una vez arrancada una modesta confesión. Bonadío no parece haber indagado demasiado en las inconsistencias de los testimonios, siempre que los arrepentidos brinden elementos para avanzar sobre el gobierno kirchnerista. En el auto de procesamiento el juez fue benevolente con los empresarios, que recibieron acusaciones menores y, en algunos casos, fueron desvinculados de la causa. Este fallo fue apelado por el fiscal Stornelli, que exigió que sean procesados algunos directivos de empresas que confesaron el pago de sobornos y que recibieron del juez una falta de mérito. Entre estos directivos se encuentran Héctor Zabaleta de Techint, Javier Sánchez Caballero de IECSA y Francisco Valenti de Pescarmona. A muchos analistas sorprenden algunas notorias ausencias en la causa, como la del banquero Jorge Brito (Banco Macro) o la de la familia Eskenazi. La foto que hace unos días trascendió en donde se ve a uno de los herederos del clan Eskenazi cenado con Bonadío alimenta sospechas más que fundadas.1

Pero no es Bonadío el único juez que parece dispuesto salvar a los empresarios ligados al riñón del poder. La causa Odebrecht, en la que se investiga la obra del soterramiento de Ferrocarril Sarmiento que la empresa brasilera se adjudicó en sociedad con IECSA (la empresa del primo de Mauricio), avanza mucho más lento que la de los cuadernos. Y no por falta de pruebas. A pesar de la confesión en Brasil de los directivos de Odebrecht sobre el pago de coimas en la Argentina, y de los mails que involucran al directivo de IECSA Sánchez Caballero (el mismo que admitió el pago de coimas frente a Bonadío), Calcaterra está lejos de la cárcel. Poco después de confesar en lo de Bonadío, negó todas las acusaciones en la causa Odebrecht y salió tranquilo de Comodoro Py. Lo mismo sucedió con Paolo Rocca, el dueño de Techint, en la causa que lleva adelante Bonadío: llamado a indagatoria dos meses después de las primeras confesiones, negó conocer sobre las coimas que sus propios gerentes habían admitido pagar y se fue de tribunales sin mayores inconvenientes.

La tranquilidad de los empresarios se explica por las señales que el propio presidente fue dando en las últimas semanas. En el último mes Macri se mostró en tres actos oficiales con Paolo Rocca. El tercer encuentro se produjo apenas un día antes de que Rocca declarara ante Bonadío, en el marco de una recepción oficial para los empresarios que participaban de la cumbre del Business 20. Una clara señal para el magistrado. Sin embargo, el encuentro más trascendente fue la recorrida que Macri hizo el 28 de agosto junto al empresario por las instalaciones que la petrolera de Techint, Tecpetrol, inauguró en Vaca Muerta. La planta, denominada Fortín de Piedra, es la más importante de las inversiones en Vaca Muerta. Hasta ahora Tecpetrol lleva invertidos 1.400 millones de dólares (inversión que llegaría a los 2.300 millones en 2019). Actualmente, la planta opera 41 pozos de gas no convencional, con una producción de 17 millones de metros cúbicos diarios. Hacia 2019, los pozos en producción llegarían a 150. Aunque el respaldo estatal a la inversión resultó fundamental (un acuerdo con los sindicatos para flexibilizar el convenio petrolero y subsidios que alcanzarán los 670 millones de dólares para el año en 2019), la importancia de la planta no es menor: hasta ahora generó 4.500 puestos de trabajo. Se entiende por qué Macri prefiere no complicar a Rocca en tribunales…2

Mauricio tampoco dejó tirado a su primo Angelo Calcaterra. El escándalo con Carrió comenzó con una decisión del director de la AFIP, que removió a los tres funcionarios de la Agencia ligados a Lilita que encabezaron una investigación sobre las empresas de Calcaterra. Esa investigación probó la existencia de un contrato, que se sospecha “simulado”, entre IECSA y una firma fantasma utilizada por Odebrecht en distintos países para blanquear el pago de coimas. Detrás de la movida parece estar el operador judicial preferido de Mauricio, Daniel Angelici, quien ubicó en la AFIP a un abogado de su confianza, Wilfredo Scarpello, en reemplazo de los “lilitos”.3 La mano de Angelici se encuentra también detrás de las declaraciones del ministro de Justicia Garavano que terminaron de enervar a Carrió. Con el fallo de Bonadío aún fresco, Garavano salió a cuestionar el “uso excesivo” de la prisión preventiva y defendió los fueros. Por si no fuera clara su defensa de Cristina, señaló que “nunca es bueno que se pida la detención o se detenga preventivamente a un ex presidente”. Carrió leyó claramente que esa “opinión” en boca del ministro de Justicia no podía significar otra cosa más que una presión hacia los jueces y una señal hacia el parlamento. Por eso amenazó con iniciar un juicio político al ministro y hasta amagó con romper la coalición de gobierno. Lo de Garavano no es solo un exabrupto: se trata de una movida del sector de gobierno que apuesta a polarizar con Cristina de cara al 2019. Que Garavano y Angelici no están solos lo demuestra la actitud de los principales funcionarios del gobierno, como los nuevos voceros Stanley y Finocciaro, que salieron a cuestionar a Carrió. Poco a poco, el gobierno va tendiendo una barrera para contener los alcances de la causa de los cuadernos, con la ayuda de Angelici (y la oposición de Carrió). El círculo termina de cerrarse con las recientes elecciones al Consejo de la Magistratura, donde la lista de Angelici se alzó con el triunfo.4

Los cuadernos y la crisis económica

Los efectos negativos de esta causa para el gobierno no se limitan a lo político. El impacto económico de los cuadernos puede ser más complicado de evitar: a la devaluación ahora se suma la crisis de la patria contratista, y la posibilidad de atenuar la recesión con obra pública se aleja del horizonte. Sin embargo, el gobierno ha desplegado una batería de medidas que apuntan a rescatar la crema de la burguesía nacional, manchada por los escándalos de corrupción, para evitar que ello complique aún más el panorama económico.

En un contexto de restricción presupuestaria que obliga a reducir el presupuesto destinado a obra pública, el gobierno había apostado todo a los Programas de Participación Público Privada (PPP). Mediante estos programas se licitaron obras públicas donde la inversión corría por cuenta de los privados, que tenían como incentivo la futura explotación económica de esas obras. En la primera tanda de licitaciones se aprobaron seis corredores viales sobre los que los consorcios podrían cobrar peajes. Pero a poco de conocerse los beneficiarios de las primeras licitaciones, estalló el escándalo de los cuadernos en la que buena parte de los contratistas estaba implicado. Con la declaración de Clarens a mediados de septiembre la cosa se complicó: ahora todas las empresas adjudicatarias de PPP quedaron involucradas en la causa. Cartellone, Helport (de los Eurnekian), JCR, Eleprint, Rovella Carranza, Vial Agro, por nombrar solo las más importantes. Con las novedades judiciales, se complicó la posibilidad de obtener financiamiento para dar inicio a las obras, que debían comenzar antes de noviembre: es muy difícil obtener préstamos para las empresas involucradas en escándalos de corrupción.

Pero el gobierno, una vez más, salió al rescate de la burguesía. A fines de agosto se anunció la creación de un millonario fideicomiso del Banco Nación para financiar el inicio de las obras. De esta manera, los bancos privados invertían en él con las garantías del banco oficial, que derivaría el dinero recaudado a las empresas sospechadas. El Banco Nación no solo se ubicaba como intermediario y garante de la patria contratista, también aportaría fondos al fideicomiso para tentar a los privados. Comprometió entre 200 y 300 millones de dólares, y hasta ahora es el único “inversor” que puso plata. A ello se agrega una línea de crédito especial por 30.000 millones de pesos para descontar certificados de obra. Pero la cuestión no es tan sencilla. El escándalo de corrupción que se extiende día a día compromete el financiamiento a largo plazo de las obras. En el caso de los PPP, el fideicomiso solo cubre el dinero para arrancar las obras, pero para terminarlas esas empresas deberán acceder a financiamiento internacional, que se encuentra comprometido a causa del escándalo. El gobierno ya adelantó que quienes no puedan “limpiar” sus reputaciones, deberán vender su participación en los contratos.5

Al presentar el fideicomiso el ministro de Transporte sentó lo que sería la posición oficial respecto a los contratistas del Estado involucrados en las causas de corrupción: “el gobierno tiene la profunda convicción de separar a las personas jurídicas de las personas físicas que hicieron actos contrarios a la ley”. Para asegurar la continuidad de las obras y, según señaló Dietrich, para resguardar los puestos de trabajo, el gobierno estaba dispuesto a salir al rescate de las empresas (las personas jurídicas) desvinculándolas de sus dueños (las “personas físicas” que pagaron coimas). De esa forma, el gobierno no solo justificaba el fideicomiso, sino también la decisión de no anular el blanqueo ni las concesiones de las empresas comprometidas judicialmente. Los empresarios se ajustaron bien al libreto oficial: quienes confesaron el pago de coimas renunciaron a los directorios de sus empresas. Por ejemplo, la renuncia de Aldo Roggio a la presidencia de sus empresas, le permitió al consorcio (ahora administrado por su hermana), presentarse a la licitación por la renovación de la concesión del subte. No importó que en su confesión Roggio haya admitido haber pagado coimas para recibir los subsidios a las tarifas del subte…6

La línea oficial quedó plasmada en la Resolución 27/2018 de la Oficina Anticorrupción, de principios de octubre, que establece los lineamientos de “transparencia” para que las empresas no dejen de ser proveedoras del Estado. Allí se establece la distinción entre las personas físicas acusadas de corrupción y las empresas, con lo que el simple desplazamiento de los empresarios que pagaron coimas (y el pago de alguna multa) alcanza para conservar los contratos o acceder a nuevas licitaciones. De esta manera el gobierno no solo les asegura el mantenimiento de los negocios, también les entrega un “certificado de buena conducta” que puede servir para mantener las operaciones en otros países o acceder al crédito internacional.7

El escenario electoral

La crisis ha modificado el escenario electoral. Al macrismo le brotan internas permanentemente, poniendo piedras en el camino a la reelección. Sin embargo, la causa de los cuadernos parece haber consolidado la división del peronismo, con lo que las posibilidades de un Macri triunfante en 2019 se acrecientan. La línea interna más cercana al presidente parece haberse debilitado con la crisis: Marcos Peña debió ceder protagonismo al “ala política” encabezada por Frigerio, Vidal y Larreta. El manejo de la crisis económica le costó a Peña la pérdida de dos generales, Quintana y Lopetegui, y debió ceder el rol de vocero que hoy pasaron a ocupar Stanley y Finocchiaro. Frigerio gana espacio en la negociación con los gobernadores, de la que depende la aprobación del presupuesto. Y en la crisis, los radicales y Carrió se envalentonan y salen a cuestionar las decisiones oficiales, horadando aún más la figura presidencial. Aunque detrás de cada interna se esconde una pelea por el armado de las listas, un conflicto particular adquiere ribetes peligrosos: la disputa Carrió-Angelici erosiona uno de los principales capitales políticos del presidente, la “transparencia”. Sin embargo, no surgen aún figuras que cuestionen la reelección y Cambiemos parece decidido a impulsar a Macri para el 2019.

Pero la crisis también trajo buenas noticias al presidente, al confirmar la división del peronismo. Las especulaciones en torno a una gran interna peronista, que incluía al massismo y a un cristinismo sin Cristina encabezado por Rossi, se diluyeron rápidamente con el escándalo de los cuadernos. Por un lado, Cristina se ve obligada a competir si quiere zafar de la cárcel. Debe asegurar también una banca para Máximo, ya que vence su mandato y pierde sus fueros. Detrás de ella se ubicaría una amplia alianza “transversal”, que incluye a Moyano y los sindicalistas del 21F, Grabois (y Francisco), junto con dirigentes massistas (Felipe Solá, Daniel Arroyo y Facundo Moyano) y un sector de Barrios de Pie (Victoria Donda y Daniel Menéndez) que rompió con su conducción. Del otro lado se encuentra la alianza del peronismo federal, los gobernadores y el massismo, que salió a la cancha con el nombre de “Alternativa Nacional”. Patearon un tablero al difundir la foto de una reunión en la que se encontraron Massa, Pichetto, Urtubey y Schiaretti: claramente, Cristina no sería de la partida. Aún queda por definir cómo se alinearán el resto de los gobernadores y los intendentes del conurbano. Al kirchnerismo se han acercado Bertone (Tierra del Fuego), Uñac y Gioja (San Juan), pero el resto aún no se define. Lejos de las aspiraciones presidenciales, los aparatos locales del peronismo se ubicarán detrás del armado que mejor mida en su provincia o municipio, única forma de asegurar concejales, diputados y reelecciones. Lo seguro es que difícilmente pueda evitarse una división del peronismo de cara al 2019, reforzando las chances de Macri. El compromiso de los gobernadores para garantizar el presupuesto también juega en favor de Macri: no solo porque le aseguran la “gobernabilidad”, sino porque parecen dispuestos a asumir parte de los costos del ajuste en sus provincias. Si sumamos esto a las garantías brindadas por Pichetto sobre la continuidad de los fueros de CFK, lo que la deja dentro de la carrera presidencial, cabe preguntarse si el armado del peronismo federal está realmente dispuesto a competir por la presidencia en 2019. Sus acciones parecen más acordes a quien pretende dejar pasar la oportunidad esperando que un Macri triunfante realice el trabajo sucio en materia económica.

 ¿Y la izquierda?

Como se ve, todos los armados electorales de cara al 2019 son absolutamente endebles. La crisis económica se alimenta de la crisis política, y viceversa. En el medio, la causa de los cuadernos, contenida por el oficialismo, la oposición y la justicia, es un verdadero polvorín. Si alguna fuerza política tuviera la voluntad de tirar de la piola de los cuadernos, la crisis política derivaría rápidamente en crisis de régimen. Todos los candidatos de la burguesía serían puestos en la picota, y la fracción hegemónica de la clase dominante, la gran burguesía industrial, aparecería fuertemente cuestionada. Hasta ahora, la izquierda no intervino fuertemente en la crisis. Está dejando pasar una oportunidad enorme. La oportunidad de exigir que se vayan todos, y de agitar la verdadera solución a la descomposición del régimen: el socialismo.


Notas

1https://goo.gl/kVvLwR y https://goo.gl/pEhTUj.

2https://goo.gl/U4gq6P, https://goo.gl/BnZTA9 y https://goo.gl/Z9uu4t.

3https://goo.gl/Hw1JZF, https://goo.gl/a52rVz y https://goo.gl/K9CPTL.

4https://goo.gl/m82EEv y https://goo.gl/9wFSoh.

5https://goo.gl/xZ57JP.

6https://goo.gl/APhbGJ y https://goo.gl/MWRB4i.

7https://goo.gl/cMS29X y https://goo.gl/vcscJf.

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