La crítica menos esperada. Los servicios secretos de información juzgan la obra de Haroldo Conti

en Clásico piquetero/El Aromo nº 47

getBookImgEduardo Romano, profesor de la Universidad de Buenos Aires, acaba de editar una compilación de textos sobre Haroldo Conti.1 Junto a testimonios de quienes lo conocieron o militaron con él (Zito Lema, Mattarollo, Costantini y muchos más) se encuentran reportajes al autor de Mascaró, juicios críticos y una colección de cartas. Un lugar particular lo ocupa el siguiente documento, en el que la “asesoría literaria” de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) examina el contenido político de su última novela.

SIDE: 83.864/75
Origen: Com.
Decreto Ley 20.216/73
Nota de origen: 73/75
Legajo N° 2516 L
Apreciación de contenido de publicaciones realizada por la asesoría literaria del Departamento de coordinación de antecedentes
Para ser tratado el día:
Publicación: “MASCARÓ EL CAZADOR AMERICANO”
Autor: Haroldo Conti
Editorial: Casa de las Américas, 3ra y G. El Vedado,
La Habana Cuba.
A- APRECIACIÓN (F.4): Propicia la difusión de ideologías, doctrinas o sistemas políticos, económicos o sociales marxistas tendientes a derogar los principios sustentados por nuestra Constitución Nacional.
B- ACTITUDES O EXPRESIONES POSITIVAS O DE APOLOGÍA, ADHESIÓN Y/O AFIRMACIÓN HACIA:
-Los “sospechados” que simbolizan la “conspiración del orden establecido”, o sea los “revolucionarios”.
-La “guerrilla” del maestro Cernuda (guerrilla).
C- ACTITUDES NEGATIVAS O DE DETRACCIÓN Y/O CRÍTICA HACIA:
-Los “rurales” como representantes de la “represión”.
-La “falta de presencia” de la Iglesia Católica en el pueblo.
-La “tortura indiscriminada”.
D- EJEMPLOS TEXTUALES:
Pág. 121/2
“-Un día por fin me eché al camino sin volver la cabeza y aquí estoy.
-De qué hablas?
-Estaba recordando cómo empecé. No preguntaste eso? Yo hablaba siempre de ese día pero no me decidía nunca. La verdad que jamás pensé que llegase realmente. Ni siquiera lo tomé en serio el día que empecé a andar. Mi entención2 en el fondo, fue hacer la comedia.
-Para quién?
-Para mí mismo. Te debe haber pasado.
-Yo di un portazo y le grité a la “vieja” que iba hasta el Club pero pasé por delante del Club, el Sportivo Victoria, y seguían dando como si tal cosa.
-Ahí lo tienes. A cada rato me decía “esto se acaba ahora mismo” pero notaba cada vez que lo decía otro o por lo menos que había en mí uno que lo decía y otro que seguía pateando en medio de toda esa miseria.
-Entonces di con el camino.
-Eso es, el Camino. Has usado el tono justo, por eso solo te reconocería como un Príncipe.
-Y encontré otros tipos que iban y venían como yo, iban, no importa la dirección.
-Y te diste cuenta que los pies se te pegan a él, que no solo es un lugar de tránsito sino una forma de vida y entonces ya no puedes parar.
-No, no se puede.
-No te alegra? Estás vivo quiere decir. El mundo te pertenece.
No eres un rasposo sorete que apenas camina lo que le permite el largo de la cadena. Vas y vas, eh Oreste?… Más alto esa pierna!”

Pág. 223
“El domingo de cuaresma el párroco de Paso Viejo, cuya iglesia apenas contaba con una miserable espadaña de ladrillos, pidió que se tramaran fuertes oraciones por los vecinos de Solsona que se entregaban a prácticas descabelladas no solo destinadas a fomentar la discordia entre hermanos sino a contrariar el orden de rerum naturae con el desorden de rerum novarum. Los rurales bajaron a Solsona, le volvieron a romper los huesos a Argimón, que recién se reponía, confiscaron el traje de vuelo, prohibieron la crianza de pájaros y toda ave que remontara y se culearon a varias señoras por alentar aquellas prácticas o por si acaso. El notario Bajarlía fue encausado por abuso de función pública, libelo y apología de la subversión, que de eso se trataba finalmente porque la alteración del orden natural predispone a la alteración del orden establecido.”
Pág. 255
“El rostro oscuro de Mascaró los observaba fijamente desde el cartel. Arriba, con grandes letras, decía BANDO. Por debajo tenía escrito algo más que no se alcanzaba a leer. El Príncipe se aproximó sin soltar el vaso, atraído por aquella fuerte mirada. Recién entonces Oreste y el Nuño repararon en el cartel y cuando reconocieron la cara del ben-bélico se acercaron ellos también.
Debajo estaba escrito:
René Mascaró (a) El Cazador Americano, Joselito Bembé, Maldeojos, profesor Asir, Seis-en Uno, Carpoforo, el Califa, Bailarín Oriental, Viuda negra, Chumbo Cárdenas, Lucho Almaraz, Oreste von Beck, Pepe Nola, Frageíto, dómine Tesero, Príncipe Patagónico, etcétera. –Antisocial de suma peligrosidad promovido por graves y combinados delitos de insurgencia en contumacia.
Cualquier información sobre su paradero debe ser comunicada a las Fuerzas de Seguridad. Se reprimirá con escoplo todo ocultamiento, deformación, omisión y conexos. Se reprimirá con pifucio de primera los defactos en complicidad directa, resistencia ostensible y apología del susodicho en cualquiera de sus encarnaciones. Se reprimirá con pifucio de segunda toda expresión de las llamadas de arte o cualquier ocupación o ejercicio excéntrico, por los implícitos y concomitantes. El juzgamiento de los delitos previstos, y los imprevistos o semiprevistos que encajen por extensión o concurran al fiat lux de los previstos, se ajustará al procedimiento verbal y sumario con testimonio pro fide y ejecución a mano. Exhíbase.”
Pág. 256/7
“-Qué es escoplo?
-Cualquier cosa -respondió desde el fondo Avelino Sosa.
Primero se aplica y después se decide si es escoplo o pifucio.
-No hay escoplo de primera y segunda?
-No. En esos son precisos.
-La información es deficiente, no sé si por suerte. -Mejor. Aumentan los sopechosos.3 Para ellos así todo es más claro. La cuestión se divide entre rurales y sospechosos. Eres una cosa u otra.
-Quiere decir que en cierta forma hemos estado conspirando todo este tiempo -dijo Oreste, más bien divertido.
-En cierta forma no. En todas. El arte es una entera conspiración -dijo el Príncipe. Acaso no lo sabes? Es su más fuerte atractivo, su más alta misión. Rumbea adelante, madrugón del sujeto humano.
-Brindaron y bebieron por toda esa vaina.
-No entiendo mucho de eso, aunque de mozo gané un concurso de bailote. Con todo, da la casualidad que después de pasar ustedes por cualquier pueblo de mierda la gente empezaba a cambiar. Si vuelven para atrás encontrarán todo distinto. En algunos casos no encontrarán nada .
-Qué quieres decir?
-Tapado, por ejemplo. El Capitán Alvarenga lo limpio de raíz.
-Tapado?… Tapado!
-El maestro Cernuda -evocó Oreste, y en su cabeza se encendió una ventana enrejada con la persiana entreabierta y una quieta figura detrás de los vidrios.
-Cernuda, ese mismo.
-Qué paso?
-Después que ustedes se marcharon, a la gente le dio por ciertas grandezas. Del almacén mudaron a la escuela. Allí tramaban con el maestro toda clase de locos proyectos. Hasta armaron un tablado con cortinas y luces y simulacros de papel.
-Carajo!
-Trovaban, valseaban, competían, todas esas cosas de lucimiento que empompan a la persona. Empezaron a leer y aún a escribir, para aventajarse.
-Malo.
-Cernuda ideó unos cuadros vivos de impresionante apariencia .
-Ya me imagino.
-Unas figuras blanqueadas que fingían monumentos.
-Uno a la Libertad, otro al Progreso, no es así?
-Tal cual. Uno de mucho aparato que se titulaba “Dale alto”.
-Duc in altum.
-Eso. . . Total que empezaron en verso y terminaron a tiros.
“-Hasta ahí iba bien.
-Vino Alvarenga echando putas y de los discursos el maestro pasó a la comandancia. Disparaba proclamas y balazos a diestra y siniestra.
-Es otra clase de magisterio.
-Alvarenga quemó el pueblo. Lo sepultó del todo. Una sombra oscureció los rostros de los tres hombres.
-Y?
-Cernuda se fue al desierto, de guerrita.
Avelino Sosa sirvió más vino y se brindó por la guerrita del maestro Cernuda. Después callaron, y fue que sintieron todo el peso de la noche que cubría la tierra. En esa misma noche Boc Tor galopa sobre el caballo Asir, Mascaró vigila desde lo alto de una loma, el maestro Cernuda anda en vela con un puñado de papeles en una mano y un fusil en la otra a la cabeza de una bandita de locos entre ellos Garbarino.”

Pág. 283/4
“Oreste despertó detrás de una reja. En el primer momento creyó que, como ocurría al final de la visita del señor Tesero, estaba en la jaula del chimpancé. Cambió de idea cuando apareció un gorila con uniforme de rural y sin decir palabra lo molió minuciosamente a palos. El tratamiento duró varios días, o meses o tal vez años. El gorila reaparecía a cualquier hora y lo golpeaba con idéntica prolijidad. Oreste hasta llegó a acostumbrarse. Los golpes tenían un ritmo, sucedían ordenadamente, no se precipitaban, y él los acompañaba con el cuerpo. Pecho, cabeza, espalda, pecho, cabeza, espalda. Un, dos, un dos, un dos… Otro día u otro año lo transportaron a una salita bien iluminada, lo recostaron en un catre, lo amarraron de pies y manos, seguramente para que reposara con absoluta seguridad temiendo que en su estado de fantasía rodara al suelo, y cuando estaba a punto de dormirse tuvo la fuerte impresión de que se transformaba en una lamparita de 150 W. Abrió los ojos y vio que otro gorila lo punzaba aquí y allá, preferentemente en el unigénito, con una pértiga que remataba en una púa. Cuando le tocaba el unigénito, que se encogía como una pasa, sentía que se vaciaba por dentro, que vibraban y se encendían un millón de finos alambres.”
Ver otros ejemplos en las páginas: 120, 273/4, 277, 284, 285, 286, 287, 288, 289, 290/1, 294, 295, 296.
E- CONCLUSIONES:
El presente libro, cuyo autor es Haroldo Conti, presenta un elevado nivel técnico y literario, donde el mencionado autor luce una imaginación compleja y sumamente simbólica.
La novela consiste en las aventuras de un grupo de “locos” que adquieren un circo (llamado “del Arca”) y viajan por distintos pueblos (todos en estado de miseria y despoblación, donde aparece el “edificio” de la Iglesia pero nunca ningún sacerdote), y van “despertando” en los pueblos que visitan el espíritu de una “nueva vida” o bien podría interpretarse una “vida revolucionaria”.
Como se dijo en un principio, la novela es muy simbólica, contada además en un tono épico, no definida en sus términos pero con significados que dan lugar a pensar en su orientación marxista (apoyada por la Editorial Casa de las Américas, de La Habana, Cuba). Aparecen los “rurales” como sinónimo de “la represión” y la matanza de “revolucionarios” a quienes denomina “los sospechosos” porque conspiran con el “orden establecido” proponiendo en consecuencia “un orden natural” (es decir sin autoridades, o sea utilizando el símbolo de la “libertad y el Progreso” basado en sus actividades “revolucionarias”).
Hay personajes característicos como el protagonista del título del libro “Mascaró El Cazador Americano”, quien tiene la particularidad de no hablar en toda la novela, solo vigila desde su caballo negro, en todo momento. Casi al final, Mascaró aparece “liquidando a los gendarmes en su papel de “justiciero” (o mano armada se traduciría). También se muestra al maestro Cernuda, personaje de uno de los pueblos, quien tiene cierto “vuelo literario y cultural”, y en algún momento se embarca en “la revolución” (o en la “guerrita” como denomina el autor la segunda parte del libro).
Es de destacar la existencia de otro personaje, que actúa a manera de centro de la narración, denominado “El Príncipe” o “El Príncipe Patagón”, que viene a representar al indio americano como “dueño” del ámbito o marco geográfico en que transcurre la acción. Por último, se acrecía una suerte de “solidaridad” en este grupo, de “aventureros”, quienes se pasan “mensajes” a través de los cuales parecen “entenderse y ayudarse”. Los pasajes finales muestran las torturas de que es objeto otro personaje, “Oreste”, sin que se expliquen los motivos o causas del “torturamíento” salvo la “crueldad, brutalidad o falta de ideas” de la “represión”. Finalmente, Oreste vence los interrogatorios y torturas y vuelve al “Camino” que “nunca más podrá dejar” (como expresan algunos, diálogos muy significativos).
Por todo lo expuesto, y si bien no existe una definición terminológica hacia el marxismo, la simbología utilizada y la concepción de la novela demuestra su ideología marxista sin temor a errores. Con tal motivo, la obra analizada atenta contra los principios sustentados por la Constitución Nacional y por ende la ley 20.840, por lo que se propone la calificación del punto A.

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1Romano, Eduardo (Comp.): Haroldo Conti, alias Mascaró, alias la vida, Colihue, Buenos Aires, 2008
2Se ha respetado la grafía del documento original.
3Idem nota anterior.

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