Mercachifles al servicio de Su Majestad. Los ataques de la revista Sudestada a la izquierda, tras la derrota de Filmus

en El Aromo n° 38

Por Fabián Harari – La derrota en Capital del candidato oficialista provocó una reacción inesperadamente violenta por parte de sus defensores. En particular, su supuesta ala “izquierda”, cuya función servil parece consistir en insultar a los partidos de izquierda por no haberse sumado a Filmus en el ballotage y facilitar el triunfo de Macri. En esa tarea se destaca esta vez Sudestada, una de las revistas más leídas de ese campo, que dedicó un editorial completo a insultar a los verdaderos luchadores. La excusa parece ser el “alarmante avance” de la derecha. Frente a este fenómeno, su “adversario” (léase el kirchnerismo) no ofrecería resistencia porque se basa en el clientelismo, la genuflexión y guarda la represión como “baraja en la manga”.1 La izquierda, por su parte, “agoniza en su naufragio histórico”. Este fracaso estaría determinado por tres características: 1. estar “aferrada a un puñado de votos que le permite sostener su aparato financiero”2; 2. ser “sectas mínimas […] cada vez más lejos de los trabajadores. Cada vez más ajenos al universo cotidiano que los rodea”3; 3. ser ignorantes: “no escuchan ni leen”, “cada vez más lejos de la teoría y de la memoria de la ideología que dicen representar, incluso. Porque las ideas no importan”.4 Llama la atención que se dedique unos pocos renglones para una leve crítica al gobierno, sin nombrarlo en ningún momento. Pero lo que más molesta es la completa falta de realismo en el análisis: ¿avanzada de la derecha? ¿Será por el crecimiento exponencial de la intención de voto a Sobisch, Rodríguez Saá, Carrió, López Murphy y Lavagna? En cambio, los editores de Sudestada no parecen (o no quieren) identificar a la “derecha” en el propio gobierno, ni advertir la posibilidad de que sea Cristina la que lleve adelante las políticas que el campo nacionalista progre tanto teme. Peor son las críticas a la izquierda. En primer lugar, decir que los votos sostienen las finanzas de los partidos es ignorancia o mala fe. Los votos sólo dan alguna suma de consideración en caso de algún triunfo. Deberían revisar las leyes electorales antes de realizar acusaciones graves sin fundamento alguno. En cambio, Sudestada parece no tener este problema, porque se financia con publicidad oficial. La segunda afirmación (la naturaleza sectaria) fue ampliada en una respuesta que los editores dieron al calor de un debate interno: “durante los primeros años del regreso de la democracia parlamentaria en el país, la izquierda contaba con un caudal político infinitamente mayor al actual. No hace falta ser un lúcido analista de la historia para percatarse que, a partir de entonces, se multiplicó una sangría que aún hoy persiste”.5 Esta afirmación los coloca en el campo del ridículo. En 1983, la izquierda contaba con una nula inserción sindical, estudiantil y política. De hecho, aquella fue una de sus peores elecciones. A comienzos del siglo XXI la izquierda fue protagonista del mayor fenómeno político de los últimos 30 años: el movimiento piquetero. Desde el 2003 hasta hoy, fue gestora de las huelgas más importantes: telefónicos, docentes, subtes, FF.CC., periodistas, enfermeros, por nombrar sólo algunos. En Neuquén, el corte de ruta por el que mataron a Fuentealba fue votado a instancias de la izquierda, con la oposición de la CTA. En Santa Cruz, la izquierda fue puntal de un movimiento, de fuerte componente obrero, que en tres años se llevó puestos a tres gobernadores. Hace 5 años que la izquierda conquistó la mayor organización estudiantil del país, la FUBA, que estuvo 20 años en poder del radicalismo. A esta altura uno desconfía de la utilidad de presentar datos que debiera manejar cualquiera que tuviera algún interés en la sociedad en la que vive. Vayamos a las elecciones: solamente en Capital, la izquierda sacó 50.000 votos. ¿Cuántos lectores tiene Sudestada, y su ayuda oficial, en todo el país? ¿Con qué autoridad “popular” tiene la desvergüenza de tratar a la izquierda de “secta”? Acusar a la izquierda de ignorante desnuda la impotencia de quienes escriben y constituye un insulto a la inteligencia de sus lectores. ¿Qué investigaciones serias, aunque más no sea periodísticas, ha llevado a cabo una revista cuyo contenido, en un 90%, son entrevistas? Ninguna. ¿Con qué intelectuales serios discute? Con nadie. ¿Cuántos libros editaron? Uno solo: una compilación de testimonios sobre un periodista de canal 7, que obviamente no ha tenido ninguna repercusión en el mundo real.6 Las publicaciones periódicas y de todo tipo de la izquierda montan decenas de miles por mes. Basta pasear por la calle Corrientes y entrar a las librerías más concurridas para observar la enorme magnitud de material teórico, histórico, político que produce la izquierda argentina. Cada partido sostiene una publicación teórica con debates internacionales. En definitiva, Sudestada acusa a la izquierda de lo que, en realidad, ella misma padece. Para comprender la causa de estas críticas es necesario saber quiénes son estos personajes. “Orgánicos o dispersos, quienes escribimos y quienes leen Sudestada formamos parte de una porción ideológica que nos identifica”. Bien, ¿y cuál es? “Al interior de Sudestada, para algunos la sociedad a construir será la socialista. Para otros no, y el objetivo será la destrucción del Estado. En otros casos, no hay una definición concreta”. Muy bien, sigamos: “Hay compañeros que entienden que la estructura de Partido es la correcta y que el centralismo democrático es la metodología más justa para la dinámica de una organización política. Otros no piensan de ese modo, pero no hay una sola línea del editorial que de [sic] a entender esta idea. Así que no podemos decir nada al respecto”.7 Esta gente reconoce que no quiere tener ningún programa político claro ni acuerdo organizativo alguno. Es decir, admiten ser un grupo que lo único que busca es vender una revista. Sin embargo, es falso que no tengan programa. En diciembre de 2001 no hicieron una sola mención a la crisis nacional. Aparecieron recién en marzo de 2002 y su editorial versaba sobre si irse del país o quedarse (sin explicar para qué). Pues bien, he aquí la respuesta que ensayaron: “sería lógico suponer, conociendo un poco el perfil ideológico de Sudestada, que nuestra posición con respecto a esta disyuntiva es categórica y que no deja lugar a medias tintas. Pero no es tan así, no al menos ahora, porque el debate sigue vivo en nuestra redacción […] ¿Entonces no hay respuesta?, ¿nos vamos o nos quedamos? No sabemos”.8 Es decir, para los editores se trata de una coyuntura completamente desfavorable, que amerita optar por la emigración. Esto puede ser cierto si el único interés en la vida es vender una revista anodina. Curiosamente, durante todo el 2002, no se nombra en ningún editorial al gobierno de Duhalde. En medio de feroces enfrentamientos, este silencio sólo puede interpretarse como un apoyo. En julio de 2002, editaron su número a días de la masacre de Puente Pueyrredón. Su editorial no se dedicó al problema, sino a mostrar la “cocina” de la revista: “Para lo de Polo es una docena de empanadas cada uno; organicemos un fulbito en la semana; che”. Esto debatían los editores mientras se jugaban los destinos del país. Claro que hubo una mención, en el último párrafo, sobre los hechos del 26 de junio: “Al cierre de esta edición se produjeron los incidentes por todos conocidos durante una movilización encabezada por trabajadores desocupados”. Es decir, no se habría tratado de un corte de todos los puentes de Capital, ni de una movilización de masas, sino de un simple reclamo de “desocupados”. A la hora de explicar el hecho, afirman que se trató de “el asesino accionar policial, que dejón [sic] un saldo de dos personas muertas”.9 No hay una sola mención a los nombres de los compañeros asesinados y mucho menos acusación al gobierno, ni una sola mención a sus funcionarios. ¿La causa de lo escueto del pronunciamiento?: “Si bien nuestra revista no se maneja con el rigor de la actualidad, no podemos dejar de decir algo”. 10Es curioso, la derrota de Filmus merece un editorial y la masacre de piqueteros sólo un párrafo de compromiso. En el 2004, en plena primave-ra K, se jugaron: “Esta miseria estructural tan profunda no se podrá regenerar en un corto plazo, es evidente. Por otro lado, tampoco se puede dejar de reconocer algunos nuevos vientos a favor en relación a políticas de reivindicación a [sic] los derechos humanos postergados por cada uno de los gobiernos constitucionales de la post dictadura […] La conquista de espacios democráticos donde se debatan políticas de acción coyuntural se están instalando poco a poco”.11 Frente a las críticas al gobierno, Sudestada marcó: “Años atrás se aplaudía la entrega del patrimonio, se ovacionaba a los genocidas y a los corruptos, se sacaba ventaja de todas las bicicletas financieras y de los sapos que vendían los poderosos, se callaba para no perder el lugar”.12 Indagando sobre el debate interno, nos percatamos que Sudestada contó con la colaboración activa de un militante del PTS.13 Es curioso que una organización, que dice combatir estas posiciones, permita que sus militantes las construyan. Los editores de Sudestada no son cándidos muchachos del sur, sino un grupo de oportunistas que aprovechan el clima “nacional y popular” para acomodarse. Reivindican, por convicción o conveniencia, a personajes duhaldistas (como Dolina que apareció dos veces en tapa) y menemistas (como Adriana Varela). En una actitud netamente mercantil y de falta de ideas, han repetido tres veces la misma tapa con el Che y Cortázar y dos veces con El eternauta. Reivindican al zapatismo, a Caparrós, al Indio Solari, a Ismael Serrano… Han dedicado un número al fútbol del ascenso y otro a Titanes en el Ring. Sus artículos están mal escritos, con serios errores gramaticales. ¿Con qué autoridad hablan de cultura? Apoyaron a Duhalde y apoyan a Kirchner. Son, objetivamente, la expresión más primitiva de la cultura K.


Notas

1“La amenaza”, en Sudestada, nº 60, julio de 2007.

2Idem.

3Ibidem.

4Ibidem.

5“Respuesta de Sudestada”, en http://www.revistasudestada. com.ar/web06/article.php3?id_article= 413.

6Montero, Hugo, e Ignacio Portela: Polo: el buscador, Catálogos, Buenos Aires, 2006.

7Idem.

8“Irse o quedarse”, en Sudestada, nº 6, marzo de 2002.

9“De citronaves y boxitracios”, en Sudestada, nº 10, julio de 2002.

10Idem.

11“Llegó la hora…”, en Sudestada, nº 27, abril de 2004.

12“La derecha afila las garras”, en Sudestada, nº 28, mayo 2004.

13Véase “Una editorial desafortunada”, en http:// www.revistasudestada.com.ar/web06/article. php3?id_article=413.

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