Otra víctima del SMATA y de Mercedes Benz

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Smata M - BenzEl miércoles pasado, en la planta de Mercedes Benz,  falleció Gustavo Matovich en su puesto de trabajo. Gustavo era  conocido por sus compañeros como “Melena”, y  trabajaba en la sección chapistería, como soldador. El parte médico oficial dice que murió de un edema pulmonar. Una enfermedad propia de los soldadores.

El proceso de soldadura genera múltiples vapores.  El metal base y el metal de la soldadura, los fundentes, los recubrimientos y los gases inertes contribuyen a hacer de esos vapores una mezcla altamente tóxica. La alta exposición a radiación UV genera un condimento extra. Muchos soldadores son redestinados a otras plantas, año tras año, por problemas pulmonares. A muchos hasta se les llega a prohibir el ingreso a chapistería, porque una bocanada más de ese aire infectado puede matarlos.

En la sección de chapistería la ventilación es escasa. Los ventiladores están mal distribuidos y muy lejos del puesto de trabajo. Incluso, hay áreas en las cuales no hay ventilación. Los extractores de humo son contados. Solo hay en los puestos donde el humo es tan espeso que hace imposible la respiración. Están muy mal diseñados, con materiales baratos e incómodos. Están puestos para colocar un tilde en una planilla y no para extraer humos. Muchos de esos terminan inutilizados. La COHISE (Comisión de Higiene y Seguridad del SMATA), no hacen un relevamiento real de los problemas ni se ocupan de los de los trabajadores.

Los soldadores deberían trabajar en jornadas reducidas por insalubridad (como en el subte, por ejemplo), con tiempos de descanso para respirar aire puro. Sin embargo, nada de esto sucede: se trabaja a jornada completa y sin medidas de seguridad.

Pero estas condiciones laborales no fueron lo único que mató a “Melena”. Hace un tiempo atrás, había ido a la Clínica de OSMATA (San Cayetano) para extraerse un lunar y terminaron pinchándole accidentalmente un pulmón, lo que le produjo una afección que lo dejó con una capacidad de respuesta más precaria ante la agresión de los vapores. Un caso más, que se suman a la larga lista de casos de mala praxis en San Cayetano. La obra social que sostenemos con nuestro sueldo, y que debería curarnos, es la que nos enferma.

En lugar de indignarse por la muerte de un afiliado y reclamar una investigación, el sindicato exigió a los compañeros de “Melena” seguir trabajando. Se hizo un minuto de silencio, se realizó una colecta para los gastos del difunto (en realidad, tendrían que haber puesto la plata ellos) y nada más: todo el mundo a trabajar. La empresa poco tuvo para decir, el sindicato actúa como buen capataz. La empresa es responsable de esta muerte, porque no tiene condiciones para garantizar la salud de sus trabajadores. Le importa más la ganancia que la vida. El Estado, por permitirlo. El SMATA es doblemente responsable. Primero, por no controlar ni poner límites, que para eso está y para eso recibe fondos que salen de nuestro salario. Segundo, por no tener una obra social digna y someter a sus trabajadores a una mala praxis.

Ahora bien, los problemas de insalubridad no se reducen a la sección de chapistería. La gente de pintura tuvo que sufrir condiciones peores. Como los gases son mucho más tóxicos, trabajan con mascarillas que les dan oxígeno. Pero las que les dio la empresa eran truchas y el ministerio las confiscó. En lugar de reemplazarlas, la empresa les dio mascarillas con filtro. Es decir, que absorben los vapores. Un verdadero atentado contra la salud de los obreros. El sindicato hizo lo que ya se sabe: nada. Resultado: los compañeros se negaron a trabajar en esas condiciones. Los delegados bajaron a “convencerlos”, pero la gente de pintura se mantuvo firme y la patronal no tuvo otra opción que proveerlos de mascarillas con oxígeno. Una victoria. Pequeña, pero victoria al fin.

Si no queremos dejar la salud y la vida en la fábrica, si queremos honrar la memoria del “Melena”, tenemos que pedir una investigación de todo lo que pasó. En la fábrica y en la Clínica San Cayetano. Hay que investigar por qué la comisión de higiene no dice nada. ¿Cuáles son los vínculos entre la empresa, el SMATA y los controles estatales? Una comisión de compañeros tiene que relevar todos los problemas de la fábrica y redactar un petitorio. En esa comisión, lógicamente, no puede haber ningún delegado ni autoridad del SMATA, porque son justamente los sospechados. Nadie tiene que brindar tareas hasta que la salud de los trabajadores no deje de estar en riesgo. Hay que extender el ejemplo de los compañeros de pintura. Por el “Melena” y por nosotros. Para que nadie deje la vida en la fábrica.

Razón y Revolución

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